La propuesta hecha por Jesús, hace mas de 2000 años y hoy en día a muchos jóvenes sigue siendo una interrogante, Ven y Sígueme, estas palabras no son cualquier invitación para una fiesta, o para un tiempo de diversión o de trabajo por un tiempo limitado no.. Es una Llamada para toda la vida, por tiempo ilimitado, para una entrega sin medida, para muchos esta llamada, puede ser el inicio de una aventura apasionante, donde el centro se ve puesto en Jesucristo, es decir, la seguridad total en él, en sus manos, para otros una locura, como suelo escuchar, una perdida de tiempo, una cosa que no tiene retribución dicen muchas personas. Pero fíjense, cuando uno esta enamorado, pone su centro, su vida, su tiempo, en la persona que ama, lo mismo el seguimiento a Jesús, uno pone todo en él, su vida, sus trabajos, su pensar, todo, confiando en él, pero lo que exige esta llamada es un cambio de vida, es decir pasar de TESTIGO a ANUNCIADOR de la buena nueva, del amado... un buen material para discernir en que posición me encuentro yo...
1. El joven es un ser bombardeado de llamadas. Llamada a dar sentido a la vida; llamada a vivir bien sus distintas relaciones; llamada a elegir correctamente su futuro; llamada a responder con equilibrio en su dimensión afectiva y sexual; llamada a llenar su necesidad de ser amado y poder amar; llamada a optar por una carrera o profesión; llamada a ocupar adecuadamente su lugar en la sociedad; llamada a discernir dónde le quiere Dios en el mundo y en la Iglesia.
2. Sólo cuando sabe elegir bien, sólo cuando responde correctamente a esas llamadas alcanza esa plenitud que tanto ansía y tanto le identifica con su verdad más profunda: ser hijo de Dios.
3. Diríamos, por tanto, que el ser humano es “un ser vocacionado”: llamado a elegir aquello que más le hace persona. Entre tantas experiencias, acontecimientos y personas que le “llaman” le provocan, le estimulan, le invitan, le agradan, es bueno seguir este principio: “Soy auténtico cuando elijo no lo que más me gusta o me apetece, sino lo que más me hace persona
Ahí tienes un buen criterio, para que tus respuestas a tantas llamadas acierten en el blanco.
B) PUNTO DE REFLEXION. - OPTAR EN LA VIDA POR JESUCRISTO.
4. Entre tantas llamadas, una ha ido apareciendo con fuerza en tu vida: ser cristiano. Ser discípulo de Jesús. Ser hermano de todos los hombres. Ser seguidor de Aquel que llena, colma y ama tu vida en totalidad.
5. Vivir la experiencia de amistad con Jesús es el fenómeno más extraordinario que le puede ocurrir a un joven. Es sentirse abrazado por su ternura, su bondad, su personalidad desbordante. Jesús ama; y ama gratuitamente. Nos ha amado primero. Nos amaba desde el comienzo de los siglos. Nos ha amado desde el seno de nuestra madre. Pero su amor, porque quiere ayudarnos a crecer en la Verdad, es exigente.
6. Jesús lo exige todo. Seguir radicalmente. No quiere cristianos de medias tintas, de mediocridades. Lo dice con toda claridad: “El que no está conmigo está contra mi. El que no recoge conmigo, desparrama”. Nos invita a participar de su plenitud, para llegar a la perfección del Padre. Quiere que participemos de su plenitud para ser testigos en medio del mundo, para ser constructores de su Reino.
7. Jesús nos enseña (Lc 9,57-62) que las exigencias del Reino son mayores que las otras muchas llamadas que la sociedad, los padres o los proyectos humanos nos puedan sugerir. El Reino está por encima de cualquier situación. El Reino de Dios es vida y se preocupa de la vida de los hombres. ¡¡Se necesitan obreros, dispuestos a darlo todo, para construir ese Reino, para ser servidores de la vida!!
8. Para el Reino de Dios sólo valen personas fuertes, decididas, arriesgadas. Por eso, seguir a Jesús es la aventura más apasionante que un joven puede vivir.
Es ponerle a El como único tesoro, única perla preciosa por la que “vendo” mis proyectos y mi futuro, para servirle solo a El y a los hermanos.
C) PUNTO DE COMPROMISO.
9. Jesús llama, propone, invita. Respeta totalmente nuestra libertad. No fuerza, no rompe, no obliga. Pero si entre tú y él hay una verdadera amistad, al Amigo no se le defrauda. Al amigo se le da todo. “Aquí estoy para hacer tu voluntad”.
10. “Elegir a Cristo es todo o nada, no hay término medio. ¿Llegarás hasta llevar en tu cuerpo la marca candente de Jesús y de su amor? Se reconoce en ti cuando puedes decirle: “Tú me has amado primero”, tú eres mi alegría, mi amor esencial; que eso me baste”. (Hno. Roger Schut, Taizé).
11. Quien quiera seguir a Jesús no pone condiciones, por muy nobles que estas parezcan (“Déjame primero enterrar a mi padre”, o “Déjame primero despedirme de mi familia”). Quien se decide a seguirle no vuelve la vista atrás.
12. Ante su llamada, ante la experiencia de Amistad, con El, ante la grandeza del amor que ha derramado sobre nosotros, solo quedan tres actitudes en el discípulo:
— Confianza absoluta en El: en su Persona, en su Palabra, en su propuesta de vida para ti y para mi.
— Humildad como el que sirve: El es Camino, Verdad, y Vida; El siendo Dios se hizo uno de tantos.
— Disponibilidad total a su voluntad: Como María, nosotros también, incluso cuando nos desborda su proposición, le decimos: “Hágase”. “Hágase, en mi, según tu Palabra”. Un “Sí” rotundo, un “Sí” definitivo, un “Sí” total.
13. Cuando se toma la decisión de seguirle, no hay tiempo para excusas, para el temor o las indecisiones. Me fío de su Palabra y eso me basta. Porque el momento es urgente. Hay que ponerse manos a la obra. La mies es mucha; los obreros pocos. Dejemos las actitudes de la oscuridad, de la noche. Pertrechémonos de las armas de la luz: (la alegría, la paz, la fe, la esperanza, el servicio, la amabilidad, la mansedumbre, la ternura, la humildad... el amor.
Respondamos con urgencia a su llamada: es apasionante vivir sólo para El.
CUESTIONARIO.
- A) Lee despacio y medita: Lc. 9,57-62.
- B) Responde a estas preguntas:
1. Entre tantas llamadas de la sociedad o propuestas de la familia y los acontecimientos, ¿qué es lo que cuenta a la hora de decidir tu futuro?
2. La llamada de Jesús a ser su amigo y su discípulo, ¿cómo está cambiando tu vida?
3. Ante la propuesta de Jesús a seguirle radicalmente, ¿qué respuesta generosa estás dando de
servicio al Evangelio y a los demás?.
4. ¿Cómo te puede ayudar tu fe cristiana, tu amistad con Jesús, a encontrar tu propia vocación?
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